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Plantas mágicas en papiros griegos

El empleo de plantas a las que se atribuye propiedades mágicas está documentado en una serie de papiros griegos encontrados en Egipto que pertenecen al periodo helenístico tardío y sobre todo a la época imperial romana (Textos de Magia en Papiros griegos, Madrid, 1987, Gredos). Siguiendo la tradición anterior, en este caso de doble raíz -griega y egipcia-, muchas de ellas son tóxicas o psicoactivas

En el primero de ellos (P 5025/40 del Museo Estatal de Berlín), escrito en el siglo II de nuestra era, se encuentra una fórmula para conseguir un daimon asesor, lo que nos recuerda de cerca a los espíritus auxiliares de los chamanes, en la que se puede leer lo siguiente (I, 187 ss):

"Así pues de esta manera el dios sólo será comtemplado por ti y nadie eschuchará tampoco su voz cuando hable, salvo tú únicamente.Te hablará sobre la enfermedad de un hombre, si vivirá o morirá, en qué día o en qué hora de la noche. Te proporcionará también plantas silvestres y el modo de curar y recibirás homenajes propios de un dios teniendo al dios por amigo. Estas cosas las cumplirá bien el poderoso asesor". (TRAD. J.L. Calvo Martínez y Mª D. Sánchez Romero)

En otro de estos papiros (P 5026 del Museo Estatal de Berlín), de la misma fecha, encontramos como parte de una fórmula para comunicarse con Apolo y conseguir un oráculo (II, 74 ss):

"Comunícate tu mismo con el dios de esta manera: toma un gallo enteramente blanco y una piña. haz una libación de vino en su honor, úngete, y permance suplicando hasta que la ofrenda se consuma; úngete todo el cuerpo con la siguiente mixtura: semillas de laurel, comino de Etiopía, adormidera y dedo de Hermes". (TRAD. J.L. Calvo Martínez y Mª D. Sánchez Romero)

La planta "dedo de Hermes" se piensa que podría ser Mercurialis annua, una planta muy común pero aún poco conocida farmacológicamente que contiene pequeñas cantidades de alcaloides, utilizada como purgante y considerada muy tóxica.



En otro papiro de este grupo (Suplementum graecorum 574 de la Biblioteca Nacional de Paris) el mago, que pretende comunicarse con Helios, ha de coronarse con hiedra negra. En el mismo documento se encuentra la llamada "Liturgía de Mitra" en la que se puede leer (IV, 4, 475):

"Sedme propicias, Providencia y Psique, a mi que escribo estos misterios que no ueden ser vendidos, que se enseñan: para mi hijo único pediré la inmortalidad, oh iniciados en los misterios de nuestra Fuerza (es necesario pues, hija, que tomes zumos de las plantas y especias que te van a ser mostradas al final de mi escrito sagrado), Fuerza que el gran dios Helios-Mitra ordenó me fuera transmitda por su propio arcángel, para que sólo yo entre en el cielo como peticionario y lo examine todo". (TRAD. J.L. Calvo Martínez y Mª D. Sánchez Romero)

Las escenas visionarias que se relatan a continuación sugieren la utilización de algún tipo de enteógeno, por más que los nombres de las plantas permanezcan ocultos. Asimismo se afirma que el visionario estará en un estado de éxtasis y "lleno de entusiasmo profético" (IV, 4, 735).

También se ha detectado, en este conjunto de papiros griegos sobre magia (XXXVI, 320-32), la presencia de otras plantas psicoactivas como el beleño y una variedad de viciasativa o tal vez ervilia, que resulta venenosa, pero que en pequeñas dosis produce alteraciones de la consciencia, en fórmulas en las que están asociadas con sus efectos pero cuyo uso no produciría ninguno de ellos (Scarborough 1991: 158). En estos textos, el kyphi, de cuyas propiedades sobre la mente ya hemos hablado, es mencionado varias veces en su utilización como incienso. Además, en al menos tres ocasiones (IV 1275-1322, 2622-27072891-2942) se realizan fumigaciones de artemisia, cuyos vapores son inhalados y en otra (IV, 1830) el opio forma parte de otro incienso:

"Esta es la ofrenda que da aliento a Eros y a toda la práctica: 4 dracmas de polvo de incienso, 4 dracmas de goma, 4 dracmas de opio, 4 dracmas de mirra, incienso, azafrán y bdélla (resina aromática que procede del Balsamodendrum africanum) como media dracma. Añade oleosa lechetrezna, mezcla todo a partes iguales con vino oloroso y utilízala para la práctica. Al realizarla, quema primero todo ello y úsalo de este modo". (TRAD. J.L. Calvo Martínez y Mª D. Sánchez Romero)

En otra ocasión, la artemisia o ajenjo es mencionada, junto con otras plantas tóxicas, como un ingrediente en una fórmula de conjuro para todo fin mágico, de la que también forma parte el kyphi (IV, 11, 1305 ss):

"Ofrenda de la práctica: cuatro dracmas de incienso, cuatro dracmas de mirra, una hoja de laurel, unas dos onzas de pimienta blanca, una dracma de gomorresina de bálsamo africano, una dracma de semilla de asfódelo, de amono, de azafrán, unas dos dracmas de trementina de teberinto, una dracma de artemisa, planta de katanánkekyfi hierático, el cerebro completo de un carnero negro. Mézclalo con vino blanco mendesio y con miel y has con ello una pasta". (TRAD. J.L. Calvo Martínez y Mª D. Sánchez Romero)

El asfodelo (Asphodelus albus) tiene propiedades tóxicas debido a que contiene asfodelina. La fermentación de sus tubérculos produce alcohol. Los griegos lo plantaban sobre las tumbas y se decía que cubría las praderas de los Campos Elíseos y la antesala del Hades. La planta llamada, katanánkepalabra que en griego significa "conmoción", se ha identificado con un tipo de arveja, y también con la llamada "hierba de Cupido" (catananche caerulea), de la que en la Antigüedad se decía que era estimulante y afrodisiaca y formaba parte de muchos filtros de amor.

En un vaticinio a través de un medium que ha entrado en estado de trance y se ha desplomado, podemos leer como la artemisia es considerada una planta sagrada (IV, 6, 914 ss):

"Tú siéntate sobre los adobes y pregúntale; y te expondrá la verdad minuciosamente. Tienes que coronarlo con una guirnalda de artemisa amarilla, a él y también a . El dios se complace también con esta planta". (TRAD. J.L. Calvo Martínez y Mª D. Sánchez Romero)

Otras veces, la artemisia aparece ritualmente asociada a sueños inducidos para que se aparezca en ellos la divinidad, lo que nos recuerda una visión de Elio Aristídes (Discursos sagradosII, 31-2), retórico de la segunda sofística y seguidor de Asclepio, que permaneció en el asklepeión de Esmirna, uno de los tres principales centros de culto al dios, diecisiete años como paciente y devoto, famoso también por la facilidad con que entraba en trance para asombro de sus contemporáneos:

"Era artemisa, clara de una cierta manera. Tan clara cuanto era posible, apenas como incontables otras cosas tenían claramente la presencia del dios. Era como si se tuviera la impresión de tocarlo y se percibiera que él mismo había venido en persona, como estar entre el sueño y el despertar.. y prestando oidos atentos oír algunas cosas tan en un sueño, otas como en un trance de despertar...".

También aparece en una ocasión la belladona en un conjuro (II, 1-64) en el que la artemisia forma parte de un ungüento de ingredientes extraños y en el que esta solanácea es introducida en una tinta, que contiene la planta de Artemis, que luego será quemada. En otro conjuro destinado a enviar sueños y producir visiones en estos, en el que también la artemisia está presente en un incienso, se quema madera de enebro.

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